El éxito. La montaña, recuerdo y afán.

El caminante sobre el mar de nubes es una pintura del alemán Caspar David Friedrich que nos muestra un hombre coronando el pico elevado en lo alto de una cordillera. Ante él, nuevas cimas emergen de un océano de niebla que frustra la visión privilegiada. Si su objetivo era gozar de esta, habrá fracasado, también en su comprensión del éxito, de la que hablaremos a continuación.

¿Qué es el éxito?

El éxito es emprender un negocio. Superar los exámenes finales. Cobrar 60k y subir dos pisos en Deloitte. Lograr comer 4 veces al día. Recordar el nombre de tus nietos. El éxito es formar una familia. Encontrar tu media naranja. Tener tres hijos. Correr media maratón. Hacerlo durante 10km. Follar en una fiesta. Dar una charla en público. Durante dos horas. Ganar ese partido. Dormir y levantarte. Adelgazar y engordar 10 quilos. Cumplir el deadline. Fichar por McKinsey. El éxito es caminar 100 metros. El éxito son las siete de la mañana o las ocho de la noche. Aprender o dejar de hacerlo. El éxito es marcharse cuando quieres hacerlo, e incluso el éxito es vivir o morir. El éxito es no hacerlo, y en el peor de los casos, el éxito es ser feliz. Si me preguntaran qué es el éxito, les diría que responder esta pregunta.

«No sé qué es el éxito, solamente creo conocer el mío antes de que cambie de opinión. El primero nunca lo he logrado, el segundo lo he prostituido.»

El éxito y el fracaso no son dos caras de una misma moneda. Yo volteo francos suizos y tú liras turcas. No me verás celebrar el porro que te acabas de fumar. Te vas a tener que fumar 5 en 10 años, ríete tú de la inflación. Tus MDs refuerzan tu sesgo de confirmación en la story sin camiseta. Sube una foto de un libro y te preguntarán si te han hackeado. Los éxitos que hoy celebramos pueden resultar fracasos perpetuos. Lo sabe bien el Barça con el triplete de 2015. Ligar mucho con 12 años es una trampa. ¿Éxito es tener un hijo? Preguntádselo al cura de mi pueblo.

No hay éxito sin objetivos. Tú eres resultado de lo qué es para ti. El éxito te construye, al igual que lo hace en mí. Tú no debes ser yo y yo no debo ser tú. Identifica qué objetivos nacen de ti, y cuáles son infundados, puesto que solamente los primeros te harán ser quien quieres ser. Si tu éxito es un Tesla, y pierde todo valor en un mundo donde estás solo, tu éxito es una mierda. Si lo mejor de tu pareja es mostrarla en redes, aparta y no me molestes. Nos bombardean, y puede que el éxito no sea más que percatarse, protegerse y sobrevivir.

Éxito es subir una montaña, y lo es hasta el momento de alcanzar la cima. El éxito es irreal y momentáneo, puesto que no ocupa lugar en el tiempo. No puedes vivir en el éxito, de igual manera que es imposible vivir alcanzando la cima. Puedes permanecer en ella, ¿pero qué hay de exitoso en permanecer en un lugar? Mucho. Nunca vivimos en el éxito, si lo hacemos en el afán o el recuerdo. El éxito es un instante, un punto en una línea infinita, por ende irreal, no existe.

“Enhorabuena por coronar la cima, tómese un descanso y observe las vistas. Espero que no haya deseado verlas, pues estaría nublado sin que eso dependiera de usted.”

No suba la montaña con el deseo de gozar las vistas, tampoco de encontrar arriba el santo grial, alguien habrá podido estar antes de usted y no haber dejado nada. No sueñe en árboles pues un incendio puede haberlo quemado todo. Celebre la coronación, el éxito era cada paso que daba en el proceso y no se ha dado cuenta. Mire hacia atrás y verá una cuesta, el recuerdo. Hacia delante verá un descenso, celebre en él, y alce la vista para contemplar nuevos picos en la lejanía, construya su afán, fue, es y será, esclavo de este.

Éxito es escribir este artículo. Mi éxito eres tú.

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